DEPENDENCIA EMOCIONAL psicologavecindariomariajesus
¿De qué depende el impacto del rechazo?
Factores principales
que determinan el impacto del rechazo:
1. De la magnitud del mismo.
Existen pérdidas afectivas totales, pero
también parciales. Recibir una contestación un tanto seca a un mensaje de
WhatsApp se puede considerar rechazo, así como no dirigir la palabra a la
pareja en una cena romántica, sin que medie discusión alguna. Ambos son comportamientos
de rechazo parcial del vínculo afectivo o de la expectativa emocional que tenía
la persona rechazada. No obstante, la magnitud del segundo caso es más
relevante que la del primero
2. Del vínculo que exista con la pareja que rechaza
A mayor vínculo afectivo, mayores perspectivas
de correspondencia que pueden resultar frustradas.
3. De la presencia o ausencia de vulnerabilidad al rechazo en
la persona que sufre el desengaño
La personalidad del sujeto, la configuración de su
estructura emocional es tan fundamental para interpretar tanto la disminución
afectiva como la solidez o entereza con la que se afronta ese estrés. Que no le
feliciten en día de su cumpleaños puede ser devastador para uno con dicha
vulnerabilidad al rechazo (por ejemplo, a alguien que padezca TLP), y puede ser
sólo decepcionante para un individuo sin vulnerabilidad al rechazo. Igualmente,
una persona sin este punto débil no entenderá como desinterés que su pareja
hable con otros amigos en una cena grupal, mientras que otra con esa susceptibilidad
al abandono pasará una velada desastrosa y con ansiedad.
La pérdida que se
sufre con el rechazo
El individuo rechazado sufre una pérdida intencionada, total o parcial, por parte de la otra persona.
Siente que es menos importante de lo que pensaba, o menos prioritario, o
simplemente se da cuenta de que no es correspondido, que se le queda corto lo
que recibe del otro.
Esta pérdida provoca
una disminución notable del estado de ánimo, que es como un gigantesco depósito
de gasolina psicológica y que tiene tres grandes surtidores:
1. El suministro afectivo interno o autoestima.
Es lo que cada ser humano se da afectivamente a
sí mismo en la relación interna que todos mantenemos con nosotros, y que sigue
las mismas reglas que las que se producen con terceros. Si la aportación es
baja, entonces estamos hablando de una autoestima deficitaria; esto incidirá
notablemente en el estado de ánimo y, además, producirá notablemente en el
estado de ánimo y, además, producirá una sobrecompensación en el suministro
afectivo externo. Este desequilibrio y su intento patológico de remediarlo es
el fundamento de la dependencia emocional y del trastorno límite de
personalidad.
2. El suministro afectivo externo
Consiste en la aportación emocional (afectivo)
que recibimos del exterior, desde las personas desconocidas con las que podemos
interactuar, hasta las de nuestro círculo más significativo. Lo que nos aporta
afectivamente la interacción con los otros no es únicamente recibir afecto,
sentir que nuestra persona le importa a otra y que actúa en consecuencia, sino
también emitirlo.
La pérdida proveniente del rechazo es una
disminución intencionada, por parte de un tercero, de este suministro afectivo
externo. En las personas sin susceptibilidad, se tratará simple y llanamente de
una disminución en el suministro afectivo externo. En las personas con
vulnerabilidad al rechazo, afectará tanto al suministro externo como al
interno.
3. Las circunstancias internas y externas
Por circunstancias internas podemos considerar, por
ejemplo, factores biológicos (el estado de ánimo no es el mismo si uno tiene
fiebre o no ha dormido en toda la noche), y por circunstancias externas todo
tipo de elementos contextuales que determinan nuestra vida, como problemas
cotidianos, preocupaciones, alegrías...(por ejemplo, dificultades económicas)
El miedo al rechazo es absolutamente decisivo para el
estado de ánimo de quien lo padece, porque sacude todas sus estructuras
emocionales. Una afectación grave de dos de los suministros conlleva un colapso
total y que la persona sea impermeable al tercero. Por ejemplo, una persona con
vulnerabilidad al rechazo que está dando vueltas a una disminución grave del
interés de su pareja hacia él, estará tan angustiado por eso que apenas
prestará atención a si aprueba un examen, por ejemplo. Las circunstancias no
pueden compensar un notable déficit en los suministros afectivos; sin embargo,
un buen suministro afectivo interno sí puede ser un colchón en caso de
afectación en el suministro externo.
El rechazo aparece muy especialmente en dos patologías de
la personalidad: la dependencia emocional y el trastorno límite de la
personalidad, aunque también con intensidades subclínicas pueden aparecer en la
población normal.
Este miedo al rechazo Castelló (2019) lo denomina “inseguridad afectiva”, rasgo
patológico de la personalidad que genera la susceptibilidad al abandono, al
terror constante al mismo. Una persona con inseguridad afectiva posee los lazos
emocionales con los demás tan delgados como hilos de coser, mientras que una
persona con sin ella, los puede tener como tuberías gruesas de plomo. Esa
fragilidad hace referencia al componente de recepción de afecto, no al de
emisión; es decir, el individuo siente que lo que recibe del otro es escaso,
incierto y marcadamente inestable.
Una persona con seguridad afectiva, no duda de sus vínculos
afectivos ni anticipa decepciones, desinterés o abandonos; asume que es una
persona lo suficientemente válida como para ser querida y no se considera
potencialmente rechazable; además, confía abiertamente en las palabras y en los
hechos de los demás, sobre todo de la pareja.
C/ Tunte,6
Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de
correos)
Pedir cita:
630723090
Comentarios
Publicar un comentario